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LA IZQUIERDA PROGRESISTA

"Se trata de dejar de ser imbéciles".

Independencia y mentiras

Antonio Robles

  • Asegurarnos que España nos roba, mientras CiU ha esquilmado 3.000 millones de euros del Palau de la Música, y Felix Millet sigue en la calle, eso sí que es tomarnos por imbéciles a los ciudadanos catalanes.
  • Asegurarnos que el expolio fiscal es el culpable de los 48.000 millones de déficit y no el despilfarro y la desastrosa gestión del gasto público de los diferentes gobiernos de la Generalitat, eso sí que es tomarnos por imbéciles.
  • Difundir que Cataluña se puede separar de España sin traumas y seguir en la Unión Europea, cuando la realidad jurídica es que se quedaría fuera de la UE, y su retorno sería complicadísimo por tener que ser admitida por unanimidad ­–cuando Francia, por ejemplo, sería la primera interesada en que no cundiera el ejemplo en Córcega, la Bretaña, Aquitania, el Rosellón o el País Vasco francés–, eso sí que es tratarnos a los ciudadanos catalanes como imbéciles. O reconocerlo, como ha hecho Jordi Pujol, para añadir a continuación "que no sería tan grave", eso es tomarnos por imbéciles y con recochineo.
  • Encizañar a los catalanes con el expolio fiscal sin contraponer las ventajas del mercado español como cliente, y los peligros de perderlo, eso sí que es tomarnos por imbéciles.
  • Lograr convencernos de que estudiar en la lengua materna era un derecho humano inalienable cuando los niños catalanohablantes eran obligados a estudiar en castellano, y decirnos lo contrario ahora, para impedir que tengan ese mismo derecho a estudiar en la lengua materna los niños castellanohablantes, eso sí que es tomarnos por imbéciles.
  • Ocultar que, una vez fuera de Europa, nadie aseguraría las pensiones de nuestros jubilados, porque no hay dinero ni para los gastos corrientes del mes que viene, eso sí que es tomarnos por imbéciles.
  • Hacernos creer que una vez logrado el Estado propio, la cohesión social sería aún mayor porque la lengua catalana sería la única oficial y habríamos salvado la cultura catalana, cuando semejante racismo cultural provocaría el enfrentamiento, eso sí que es tomarnos por imbéciles.
  • Vendernos que la democracia consiste en el derecho a decidir, incluso por encima de la separación de poderes, la constitución y el cumplimiento de las sentencias judiciales, eso sí que es tomarnos por imbéciles.
  • Decirnos que lo primero es la independencia y después ya veremos, eso sí que es tomarnos por imbéciles y jugar con nuestra hacienda y nuestras vidas.
  • Convencernos de que si Cataluña se separa de España, igualmente podría seguir jugando la liga de fútbol con ella, eso sí que es tomarnos por imbéciles; o lo contrario, que si nos separamos –para los nacionalistas no existe el principio de contradicción– el Barça y el Español jugarían siempre la champions leage, eso sí que es tomarnos por imbéciles.
  • Enzarzarnos con el resto de españoles, insultarlos, despreciarlos, y pretender que sigan comprando nuestros productos, eso sí que es tomarnos por imbéciles.
  • Pretender convencernos de que con la independencia las tensiones sociales se reducirían a cero, nuestra hacienda pública acabaría con el paro y la renta per cápita se dispararía, cuando es con ella donde empezarían las frustraciones, la inestabilidad, la desconfianza de los mercados, y los odios entre los excluidos por el nuevo orden, eso sí que es tomarnos por imbéciles.
  • Enseñar que la Guerra de Sucesión a la corona de España fue una guerra entre España y Cataluña y sacralizar a Rafael de Casanova por morir heroicamente en el cerco a Barcelona de 1714, cuando lo hizo a los 82 años como un español más, eso sí que es tomarnos por imbéciles.

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