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LA IZQUIERDA PROGRESISTA

El modelo lingüístico a debate

EL NUEVO CURSO EN CATALUÑA (V) /

El lejano modelo finlandés

En materia educativa, España ha quedado en los últimos puestos del ranking europeo, con Cataluña a la cola de las distintas autonomías. Se comprende que el titular de Educación de la Generalitat, alarmado por dichos resultados, hiciera una visita a Finlandia a finales del curso pasado para tomar nota de las claves del éxito de su sistema educativo, que la colocan en el primer puesto de la lista, e intentar aplicarlas aquí. Dado que para él, para el Gobierno tripartito del que forma parte, y también para CiU, la lengua catalana es el eje vertebrador del proyecto educativo catalán, es de suponer que debió sorprenderse de que allí hagan del respeto a su realidad sociolingüística la columna vertebral de su acción legislativa, de manera que la escuela resulte un reflejo fidedigno de esa realidad.

Los municipios en Finlandia, por ley, pueden ser monolingües (en finlandés o sueco), si el número de hablantes de la lengua minoritaria es del 6% o menos; o bilingüe, si al menos el 8% o 3.000 personas hablan la lengua minoritaria local, tanto si es la sueca como la finlandesa.

En los municipios bilingües, las autoridades tienen la obligación de proporcionar servicio en ambas lenguas sin que nadie lo solicite.La práctica del bilingüismo (sueco-finés) es real, desde la rotulación de calles, la documentación oficial hasta los usos políticos, sin trampa. La enseñanza, por principio, se realiza en la lengua materna desde preescolar hasta el equivalente de 3º de primaria.A partir de ahí, se va pasando a la segunda lengua, cruzándose con los niños del otro grupo lingüístico hasta acabar con un programa común equilibrado.

A pesar de que en el conjunto del país el finlandés es la lengua mayoritaria, tienen programas de inmersión voluntaria en sueco.Para acceder a ellos, los niños han de demostrar previamente un nivel apropiado en su lengua materna y, aunque pasan unos cursos totalmente inmersionados, el finés se va introduciendo progresivamente hasta llegar a un 50%. Si se encuentra que un niño tiene dificultades para seguir los estudios en una lengua que no es la suya, se le integra al sistema finés, como decisión del colegio, previa autorización de los padres. El contraste es lacerante. Aquí no se libran de la inmersión obligatoria ni los niños con minusvalías, como los sordos de nacimiento, que reciben en catalán incluso la atención individual de logopedia.

Vamos, el día y la noche. Y la noche se prolonga porque el PSC no renuncia a los dogmas sostenidos por el partido durante tantos años. Al fin y al cabo, fueron ellos, con Marta Mata a la cabeza, los que se inventaron el «peligro de la doble red escolar» y los que pararon, en 1982, el proyecto de ley de «armonización de las lenguas» de UCD que reconocía el derecho de opción de los padres, después de lograr convencer a todos los diputados del PSOE para que se opusieran en bloque. La pedagoga que propuso «superar la concepción tradicional de lengua materna que aprendemos de la madre para asumir la de lengua materna que nos une a una comunidad y a una cultura», esgrimía argumentos en contra del proyecto tales como: «Supone también aceptar el criterio de la llamada libertad de enseñanza en el caso de la lengua, convirtiendo la lengua en parte de un ideario, es decir ideologizándola», o «la opción lingüística de los padres con respecto a sus hijos se ha ejercido ya en la propia casa». CiU, por aquel entonces, no se atrevía a tanto. Luego, todo ha sido una carrera para ver quién podía llegar más lejos en la política de la exclusión.

Tras la visita a Finlandia, se podría haber esperado algún gesto para justificar por lo menos el gasto, pero la situación este curso no parece haber mejorado. La Ley de Política Lingüística de 1998 se sigue aplicando con toda la dureza de su articulado corregida y aumentada, a través de las instrucciones de principio de curso. La imposición del catalán como única lengua docente se extiende a los extremos que salvaba dicha ley: la primera enseñanza (hasta los ocho años) y la última, el bachillerato.El nuevo decreto que despliega la LOE incide en los mismos aspectos, y entra en las mismas contradicciones que aquella. El artículo 4.1 reza así: «El catalán, como lengua propia de Cataluña, será normalmente utilizado como lengua vehicular de enseñanza y aprendizaje y en las actividades internas y externas de la comunidad educativa: actividades orales y escritas del alumnado y del profesorado, exposiciones del profesorado, libros de texto y material didáctico, actividades de aprendizaje y de evaluación, y comunicación con las familias».

El 4.2: «El objetivo fundamental del proyecto educativo multilingüe es conseguir que todo el alumnado adquiera una sólida competencia comunicativa al acabar la educación obligatoria, de manera que pueda utilizar normalmente y de manera correcta el catalán y el castellano».

El proyecto educativo plurilingüe (¡qué sarcasmo!) permite que los centros impartan contenidos de áreas no lingüísticas en una lengua extranjera. Para el español no hay ningún espacio reservado.Su correcto aprendizaje en este contexto resulta imposible. El reducto de dos ó tres horas semanales de esta lengua es claramente insuficiente. Todo parece precisamente encaminado a que el alumnado sienta desprecio por el castellano y desista de utilizarlo. Ninguna fisura en el proceso de sustitución lingüística que se persigue; ni siquiera el libro de texto que uno se paga de su bolsillo.El simple hecho de autorizar que las editoriales publicaran en ambas lenguas -como ocurría hace unos lustros-, sería una ayuda para los alumnos que se incorporan al aula procedentes de otros lugares de España o de países hispanohablantes. Les facilitaría su integración -que tanto aseguran defender- en este absurdo sistema.

Si el alumnado es mayoritariamente catalanohablante, todo se desarrolla de forma relativamente espontánea en catalán; nada que corregir. Si es castellanohablante, toda medida correctiva es poca. Así se puede leer en el objetivo de un plan piloto para el uso del catalán: «Que el alumnado, tanto dentro como fuera del aula, nos responda y se nos dirija en catalán para que consiga un buen dominio y fluidez».

El bilingüismo catalán-español ya no es un patrimonio a conservar, sino un problema a resolver. Poco importa que el individuo tenga el derecho a utilizar la lengua que le convenga, o desee, sin que eso se presente como provocación al conjunto o como algo reprobable. Está bien visto que existan institutos ingleses, franceses, alemanes o italianos, pero ¡ay! si uno desea ser educado en español en un centro público, o compartir espacio con el catalán ¡anatema! Que se lo pague de su bolsillo como hacen los japoneses (Artur Mas dixit). Esto es un despropósito porque el español, además de ser lengua oficial, es la segunda más importante en el mundo. De manera que vetar su correcto aprendizaje es un atropello a los derechos ciudadanos y un hurto a toda la población.

No hay ninguna razón de orden práctico, moral o ético para no tratar en pie de igualdad las dos lenguas oficiales. Al contrario, en nuestras sociedades resulta importante que los poderes públicos promuevan la igualdad de derechos y deberes y la convivencia armoniosa dentro del pluralismo existente. Las políticas que favorecen la inclusión y la participación de todos los ciudadanos garantizan la vitalidad de la sociedad civil y la paz. Sólo así se consigue implicar a las familias en la escuela, hecho que Maragall apuntó como clave del éxito escolar en Finlandia. Mientras esperamos que nuestras autoridades académicas rectifiquen su inmenso error, seguiremos mirando con sana envidia, como dijera Salvador Espriu: «...nord enllà, / on diuen que la gent és neta / i noble, culta, rica, lliure, / desvetllada i feliç!».

Marita Rodríguez, presidenta de la Asociación por la Tolerancia.

18/09/2007 - Marita Rodríguez, AT, EL MUNDO

1 comentario

galegofalante -

hay que joderse tomais vuestros argumentos del diario elmundo (diario independiente y no manipulador) ,y os calificais como progresistas sois un submarino del PP